La educación temprana se lleva a cabo de forma sutil en la vida. Habla más con los niños, enséñales las necesidades diarias, escucha música, mira imágenes bonitas y dales caricias y masajes, todos ellos buenos contenidos para la educación temprana. Los principios y métodos de la educación temprana se basan en la teoría del desarrollo de la primera infancia. Los educadores no sólo deben considerar las necesidades educativas objetivas, sino también conceder gran importancia a la madurez y las posibilidades de desarrollo de los niños. La educación infantil no es sólo para los bebés, sino también para los padres y cuidadores.
El aprendizaje de conocimientos es muy importante, pero en la educación temprana el aprendizaje de conocimientos es el menos importante. Inculcar conocimientos a los niños demasiado pronto solo solidificará sus patrones de pensamiento de antemano y perderá la oportunidad de desarrollar el pensamiento creativo. El desarrollo de la mayoría de sus capacidades se produce durante el período más sensible de la vida humana. Cuanto más estimulación adecuada proporcionen los padres, más niños podrán desarrollar las habilidades correspondientes. Sin embargo, en esta etapa en la que las células cerebrales aún están creciendo, si los padres están ansiosos por inculcar conocimientos tradicionales en las mentes de sus hijos, esto obstaculizará la capacidad de sus hijos para absorber conocimientos en el futuro.
La educación temprana moderada es beneficiosa. Una educación temprana excesiva puede provocar trastornos del desarrollo y limitar los niveles de atención e inteligencia de los niños. Un énfasis excesivo en la educación intelectual conducirá inevitablemente a un retraso en el desarrollo social y emocional. Las investigaciones muestran que el estrés excesivo puede hacer que las partes del cerebro responsables de la memoria se reduzcan.