Durante la dinastía Tudor anterior a Isabel I, Gran Bretaña ya se encontraba en un estado de caos social debido a las divisiones religiosas internas. Para consolidar su gobierno, adoptó una política de compatibilidad entre el catolicismo y el protestantismo, consolidó su base política y mantuvo con éxito la unidad de Inglaterra. Durante su reinado, la monarquía comenzó a transformarse en soberanía parlamentaria y brotó el capitalismo. En 1588, en la batalla de Gravelin, Gran Bretaña derrotó a la Armada española y derrotó la invasión de fuerzas católicas extranjeras. Implementó una serie de políticas que condujeron a la prosperidad nacional y la acumulación primitiva de capital, como políticas mercantilistas; alentó el establecimiento de empresas comerciales en el extranjero y amplió los mercados extranjeros para los productos británicos; patrocinó los viajes por mar y desarrolló el Nuevo Mundo; Adoptó políticas que eran compatibles con el catolicismo y el protestantismo, estabilizó la base política y mantuvo con éxito la unidad de Inglaterra. Adoptó una política ilustrada y tolerante hacia el Renacimiento británico en ese momento, lo que permitió que florecieran la literatura y el arte y que el humanismo se extendiera ampliamente.
Logros históricos de la reina Isabel I
Durante sus 45 años en el poder, la economía británica prosperó, su literatura fue brillante y su ejército se convirtió en la principal potencia naval del mundo.