Los trenes funcionan con electricidad.
Los trenes eléctricos utilizan cables o baterías para proporcionar energía para impulsar motores eléctricos que hacen avanzar el tren. En comparación con los trenes propulsados por combustible, los trenes propulsados por electricidad son más respetuosos con el medio ambiente porque no producen gases de escape ni contaminación acústica y tienen tasas de utilización de energía más altas. Los trenes propulsados eléctricamente pueden controlar la velocidad y la dirección del tren ajustando la entrada de energía, lo que permite una mayor flexibilidad y capacidad de respuesta.