Consejos para que padres e hijos se lleven tranquilamente.
1. Los padres aprenden a mostrar debilidad
Los padres suelen pedir ayuda a sus hijos, lo que también es un signo de debilidad y hace que los niños se sientan necesitados. En el proceso, aprenderá a cuidar y amar a los demás.
Los niños entenderán que sus padres estarán cansados, habrá cosas que no podrán hacer y habrá cosas que les preocuparán. Poco a poco comprenderán lo difícil que es la vida y se volverán más agradecidos.
Cuando los padres muestran debilidad ante sus hijos, no significa ignorarlos, ni ser perezosos, ni mostrar la propia incompetencia y debilidad, sino un arte educativo de "retroceder para avanzar".
2. No les traigas malas emociones a tus hijos.
El famoso psicoanalista Freud creía que las experiencias traumáticas infantiles tienen un impacto importante en la vida de una persona.
La sombra de la infancia es como añadir una cucharada de sal a la taza. El tiempo puede diluirlo, pero nunca endulzarlo.
Por eso, es muy importante que los padres tengan buen humor con sus hijos.
Con un estado de ánimo pacífico, plantamos una semilla de amor en el corazón del niño, creyendo que algún día brotarán nuevos capullos y florecerán flores cálidas.
3. Dale más ánimo a tus hijos.
El estímulo es uno de los métodos más importantes en la educación familiar. Los niños ganarán confianza, coraje y automotivación a partir del estímulo.
Cuanto más alienten los padres, más motivados estarán sus hijos y más dispuestos estarán a explorar sus capacidades.
¡Los niños que crecen con estímulo tendrán más confianza, tendrán el coraje de desafiarse a sí mismos y tendrán la confianza para resolver las dificultades que enfrentarán en su futuro estudio y vida!
En lo que respecta a la comunicación entre padres e hijos, siempre y cuando los padres estén dispuestos a dedicar tiempo, escuchar atentamente a sus hijos, adentrarse en su mundo interior, comprender sus sentimientos, conocer sus necesidades reales y hacerlo. Con paciencia, sus hijos estarán dispuestos a convertirse en buenos amigos de sus padres y aceptar sus opiniones y sugerencias, formando así una buena relación de comunicación entre padres e hijos.