Abogar por la educación sobre integridad

La sinceridad es el punto de partida de la educación. Como profesores, debemos tratar a nuestros estudiantes de todo corazón y sinceramente. Sólo cuando invertimos sin reservas podrán ellos sentir un amor profundo, establecer una relación armoniosa con nosotros, aprender activamente y crecer felices.

Un corazón justo gana respeto.

Cada estudiante es único, por lo que debemos ser justos y equitativos. Sólo cuando sientan nuestra justicia nos respetarán, confiarán en nosotros y estarán más dispuestos a aceptar nuestra educación.

Buscar la verdad a partir de los hechos es la sabiduría de la educación.

Al tratar con estudiantes, debemos buscar la verdad a partir de los hechos y ser objetivos y justos. Sólo siendo auténticos podrán sentir nuestro profesionalismo y sinceridad, confiar más en nosotros y estar dispuestos a afrontar desafíos en el estudio y la vida con nosotros.

">