Prosa dos Vida eterna Vivo para la sociedad = Qué material didáctico para la biblioteca Baidu de octavo grado

1Cuando Zhang Haidi tenía cinco años, sufrió un hemangioma espinal. Por eso nunca fue a la escuela. Desde temprana edad comenzó a aprender conocimientos por sí misma con tenaz perseverancia. Ella misma impartió cursos profesionales en la escuela primaria, secundaria y universitaria. Cuando tenía quince años, Zhang Haidi fue enviada a una aldea pobre en el condado de Shen, Liaocheng, con sus padres. Sin embargo, no tenía miedo de la vida dura, sino que dedicó su juventud con un espíritu optimista. Se dice que el amor maternal es una especie de naturaleza y un instinto. Entonces recordé una historia sobre la vida. En un inesperado derrumbe de un edificio, la madre y el bebé quedaron enterrados juntos bajo los escombros. Un día, dos días y tres días, nadie la ayudó, cada vez moría más gente a su alrededor y la leche materna escaseaba. El bebé lloraba y pataleaba. ¡Tiene hambre! La madre no estaba desesperada, pero los gritos cada vez más roncos del niño cortaron su corazón como un cuchillo. Sin darse cuenta, mi madre se cortó el dedo, tomó un sorbo, ¡sangre! ——¡De repente, sus ojos demacrados mostraron la luz de la esperanza! Buscó a tientas y encontró una piedra afilada debajo del brazo, y la sangre borboteó como un río que nunca se secaría. El bebé chupó el "agua de manantial" perdida hace mucho tiempo y emitió un zumbido de alegría, pero la madre cerró los ojos pacíficamente por una vez. Se lo leí. "¿Por qué tan estúpida? Pero su hijo no la recordará. No vale la pena". Pero mi madre respondió profundamente: "Si fuera yo, haría lo mismo. Lo que mi madre quiere no es memoria, sólo un instinto". "Cada vez que releo o pienso en esta historia, mis lágrimas caen en silencio. Estoy muy conmovido. Me conmovió ese gran amor maternal y ese amor maternal desinteresado. ¿Hay algo más grande que esto en el mundo? No pude evitar pensar en el paraguas sobre mi cabeza en un día lluvioso, la taza de leche de soja tibia en una mañana de invierno y la ropa que usaría durante el día colocada tranquilamente al lado de la cama. Sí, yo también soy feliz, sólo que de una manera duradera y sutil. Gracias madre por darnos la vida, gracias madre por tu esmerado cuidado. ¡Les deseo a todas las madres del mundo salud y felicidad! Materiales de referencia:

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