En primer lugar, los abogados con experiencia que hablan inglés son caros. Al cliente le conviene asignar trabajo a traductores relativamente económicos para reducir los honorarios del bufete de abogados. Ésta es la razón principal.
En segundo lugar, la traducción es un trabajo duro que requiere experiencia, paciencia y concentración a largo plazo. Ser abogado requiere diferentes carreras y la existencia de división del trabajo mejora la eficiencia.
Finalmente, la traducción jurídica es algo diferente de la traducción general, por lo que la cooperación entre abogados y traductores es muy importante. Por ejemplo, si el inglés de un abogado no es bueno, no podrá revisar ni revisar el primer borrador de la traducción. Si el traductor carece de experiencia jurídica, convertirá la cabeza de un burro en una boca de caballo. Por eso la cooperación y los intercambios a largo plazo son muy importantes.