Cuando era niño, me gustaba dejar pequeñas huellas en los días de lluvia, lo cual era genial. Aunque llovió no dejó muchas huellas, pero fue el día más feliz en mi mente.
No sé si me gustan los días lluviosos o la lluvia prolongada. Caminando sin rumbo como gotas de lluvia en plena naturaleza. La paz y el confort son un tipo diferente de disfrute. En el bautismo de vigorosas gotas de lluvia una y otra vez, afrontaremos las dificultades con valentía y afrontaremos la vida con calma. Por eso, frente a semejante escenario, siento un consuelo sin precedentes.
La lluvia parece muy persistente y deprimente. También caminé bajo la lluvia, escuchando esta tranquila conversación. Me gusta este sabor natural. En un día lluvioso, la lluvia cae sobre mí y floto libremente. Me gusta porque esta relajación me hace sentir agradecido por todo en el mundo. Se suele decir que los días de lluvia son una forma intrínseca de la existencia humana. Quizás los días de lluvia traen paz a la gente, porque esta paz se convierte en vida real y hogar. Esta tranquila tranquilidad es una bendición en la vida.
Alguien dijo: "Cuando llueve, la gente realmente se calma y se siente tranquila. Este es el destino de la naturaleza humana".