No hay manera de que las flores caigan, como si las golondrinas que conocimos el año pasado volvieran. Extensión: Nadie puede evitar que las flores se marchiten. Es una metáfora de que no hay nada que puedas hacer cuando envejeces y nadie puede retener tu juventud. Parece que la pareja de golondrinas regresó el año pasado, y parece que ha pasado un año más.