En primavera, llovizna y a los árboles de caqui les crecen hojas tiernas bajo la humedad de la lluvia primaveral. Cuando sopla la brisa primaveral, las ramas se balancean de un lado a otro, como si bailaran.
En verano, el sol brilla intensamente sobre la tierra y las densas hojas de los árboles de caqui son como un enorme paraguas que bloquea el calor del mundo exterior. Poco a poco, los árboles de caqui se fueron cubriendo de pequeños frutos, como singulares faroles verdes.
En otoño, las pequeñas linternas de los árboles de caqui se vuelven planas, redondas, del tamaño de un puño y llevan un sombrerito, que es muy lindo. Los caquis cambian gradualmente de verde a amarillo y finalmente a naranja. Desde la distancia, parece una pequeña linterna que cuelga en el Año Nuevo.
En invierno, el abuelo dejaba al descubierto las hojas de caqui, como si les acabaran de cortar el pelo, y se veían muy enérgicas. Cuando nieva, la linda muñeca de nieve pone un abrigo plateado en el árbol de caqui, ¡que es muy hermoso!
¡Me gusta mucho el árbol de caqui del colegio! Si no hay un cinturón de aislamiento rodeado de boj, ¡me gustaría recoger algunas hojas rojas y ponerlas en el libro como marcapáginas!