A finales del Neolítico se formaron muchas tribus por todo el Tíbet. Alrededor del siglo III a. C., Nie Tri Zampu, como líder de la tribu Yalongjiang, apareció por primera vez en la historia tibetana como Zampu (que significa rey) y estableció el Reino Tubo de esclavitud tribal.
El río Brahmaputra no es sólo la cuna del nacimiento y desarrollo de la civilización tibetana, sino también testigo de los intercambios culturales chino-tibetanos. En la historia de los intercambios chino-tibetanos, los acontecimientos más memorables son el matrimonio de la princesa Wencheng, la princesa Fan y la princesa Jincheng al oeste y el monumento a la alianza Tang-Tibetana. Ilustran plenamente los vínculos de carne y hueso entre los pueblos han y tibetano y sus culturas, que tienen sus propias características y se influyen mutuamente.
El culto tibetano al budismo es universal y sincero. Si adoras el budismo y crees en la religión, debes tener un templo. Hay muchos templos en la cuenca del río Yarlung Zangbo, ya sea junto a cañones y arroyos o en lo profundo de las montañas, se pueden escuchar las largas campanas de los templos antiguos. Entre los muchos templos, el Palacio Potala y el Templo Tashilhunpo son los más representativos.
La cuenca del río Yarlung Zangbo es rica y hermosa, alberga tierras fértiles a ambos lados del río y es la cuna de la cultura tibetana. Como "río celestial", el río Brahmaputra no sólo trae el pasado al pueblo tibetano, sino también un futuro glorioso.