En primer lugar, antes de que Putin asumiera el poder, Rusia se encontraba en un estado de problemas internos y externos. Por un lado, Rusia está dominada por un gran número de oligarquías y tiene problemas de corrupción muy graves. Por otro lado, las fuerzas occidentales lideradas por Estados Unidos no están completamente satisfechas con la desintegración de la Unión Soviética. Quieren seguir dividiendo completamente a Rusia, dejándola sin posibilidades de volver a la vida y sin margen de mejora. Entonces, cuando Putin aceptó a Rusia, no es exagerado decir que Rusia estaba en crisis, e incluso podría decirse que estaba en medio de la vida o la muerte.
En segundo lugar, bajo la administración de Putin, Rusia ha logrado restaurar su condición de segundo país más grande del mundo. Por un lado, Putin ha llevado a cabo una vigorosa labor anticorrupción, ha eliminado a un gran número de oligarcas rusos que estaban poniendo en peligro al país y ha estabilizado los corazones del pueblo ruso. Por otro lado, Putin invierte sus magros ingresos fiscales en el ejército. El primero es mantener el enorme arsenal nuclear de Rusia y mantener sus capacidades de disuasión. El segundo es reanudar los vuelos rutinarios de la fuerza de bombarderos estratégicos rusos. Por último, debemos revitalizar la industria militar rusa y hacer que las armas rusas vuelvan a ser competitivas en el mercado mundial de armas.
Finalmente, Putin ha enviado tropas a Siria en los últimos años para lanzar un contraataque estratégico contra los países occidentales liderados por Estados Unidos. Esta medida aseguró la presencia militar de Rusia en Medio Oriente y también le dio a Rusia nuevamente un buen ambiente geopolítico.