En primer lugar debemos corregir el hábito egocéntrico del niño. Hoy en día, cada vez hay menos niños en cada familia, generalmente hijos únicos. Se ha formado en la mente de los niños un hábito egocéntrico. Por ello, como persona objetiva independiente de cada familia, los profesores deben ayudar a los padres a reconocer y corregir este problema egocéntrico, para que los niños puedan aprender a compartir e integrarse al jugar con otros niños. Ya sabes, en casa cada niño es hijo único, pero en la escuela siguen siendo un grupo. En este grupo todos son iguales y nadie tiene privilegios ni excepciones.
En segundo lugar, debes estar dispuesto a dejar ir y dejar que tus hijos sufran. Los niños de hoy crecen buscando ropa y casi nunca tienen que hacerlo ellos mismos. Todas las cosas buenas para comer y usar están justo frente a ti. No saben de dónde vienen estas cosas. No es exagerado calificarlos de "mimados". Pero, ¿cómo puede una flor en un invernadero ver un arco iris después del viento y la lluvia? Por lo tanto, es bueno que los niños soporten algunas dificultades y encuentren algunos contratiempos y dificultades en sus vidas. Los maestros pueden comunicarse bien con los padres, como pedirles a los niños que hagan algunas tareas domésticas los fines de semana y hacer algunas contribuciones a la familia dentro de sus posibilidades. También pueden permitir que los niños aprendan a hacer sus propias cosas y desarrollen buenos hábitos de independencia. Al mismo tiempo, también deben prestar atención a la frugalidad en los aspectos materiales y no comparar ciegamente. De esta manera, los niños pueden surfear las olas y desarrollarse de manera integral ante entornos hostiles y contratiempos.
En tercer lugar, los profesores y los padres deben mantenerse sincronizados y perseverar. Si hay un desacuerdo entre un maestro y uno de los padres, no discuta delante de los niños sino resuélvalo en privado. Otro punto es que debe haber cierta coherencia en las cuestiones educativas, en lugar de calor de tres minutos, que sólo hará que los niños pierdan atención.
Conclusión: Los docentes y padres de educación infantil han dedicado su vida a la educación de los niños, por lo que debemos dominar las habilidades comunicativas entre docentes y padres para promover el desarrollo saludable e integral de los niños.