En la antigüedad, una muchacha casada era como agua arrojada. Era difícil regresar a la casa de sus padres. Las madres y las hijas expresaban sus desganas con el llanto, que era también un lugar de cariño. Esta regla se ha transmitido hasta el día de hoy, pero los tiempos han cambiado y el "matrimonio del llanto" ha cambiado, porque ahora las hijas pueden regresar a la casa de sus padres en cualquier momento. Gracias, espero que lo adoptes.