Las pruebas genéticas del cáncer desempeñan un papel importante en la prevención y el tratamiento del cáncer. Por un lado, al detectar mutaciones genéticas, podemos conocer nuestro riesgo de cáncer y tomar medidas preventivas específicas y oportunas, como cambiar los hábitos alimentarios y aumentar el ejercicio. Por otro lado, al detectar la presencia de genes cancerosos, el cáncer se puede tratar sintomáticamente, se puede formular un plan de tratamiento más preciso y personalizado y se puede mejorar el efecto del tratamiento.
Sin embargo, existen algunas limitaciones y advertencias en las pruebas genéticas del cáncer. En primer lugar, los resultados de las pruebas genéticas no garantizan al 100% que un individuo contraerá cáncer, sino que sólo evalúan el riesgo de padecer cáncer. En segundo lugar, es posible que no se detecten mutaciones genéticas en algunos cánceres, por lo que no se puede predecir por completo la precisión de la predicción de cánceres individuales. Por último, dado que las pruebas genéticas del cáncer requieren la recolección de muestras de ADN individuales, es necesario seguir estrictamente las normas éticas y legales pertinentes para garantizar la privacidad personal y la seguridad de la información.