Cuando eres infeliz, mis oídos pueden escucharte y dejarte quejarte.
Cuando eres feliz, mi boca puede acompañarte para hablar.
Cuando estás enfermo, mis piernas pueden correr para comprarte un plato de avena.
Cuando tienes frío, mis manos pueden sostenerte.
Pero... si un día encuentras un hombre y te gusta más que yo
Iré a ese acantilado y recogeré esa flor para ti..