Ese día,
Cerré los ojos en la fragante niebla del Salón Sutra,
y de repente escuché el mantra en tu canto;
Ese mes,
sacudí todas las ruedas de oración,
no para salvación,
sólo para tocar las puntas de tus dedos;
Ese año,
se inclinó en el camino de la montaña,
no para encontrarte,
solo para estar cerca de tu calidez;
En esa vida,
recorrí montañas, ríos y pagodas,
no para cultivar la próxima vida,
solo para encontrarte contigo en el camino
En aquel mes,
hice girar todas las ruedas de oración,
no para salvación, sólo para tocar tus huellas dactilares;
Eso mes En el nuevo año, incliné la cabeza y abracé el polvo,
No para adorar a Buda, sino simplemente para estar cerca de tu calidez;
En esa vida, busqué cuidadosamente cientos de miles de montañas,
No para cultivar la otra vida, solo para encontrarte en el camino;
Pero, esa noche, lo olvidé todo,
Abandoné mi fe, renuncié a la reencarnación,
Sólo por la rosa que una vez lloró frente al Buda,
hace tiempo que perdió su brillo