Los azulejos con motivos de ciervas más representativos muestran un ciervo salvaje saltando sobre una superficie circular de sólo diez centímetros de diámetro, con un cervatillo infantil acurrucado a su lado, como un bebé recién destetado, muy. "humano". En cuanto a la forma, el creador exageró el carácter inteligente y activo del ciervo, haciéndolo ocupar toda la superficie circular (en la imagen es una teja rota), llena de vitalidad y muy decorativa. Aunque se trata de un pequeño azulejo, se trata de una excelente obra de arte que puede apreciarse como un relieve de gran escala.