Establezca una relación profunda entre padres e hijos
En lugar de sermonear, es mejor establecer una confianza y comprensión profundas con los niños primero. Cuando la relación con tus hijos sea estable, descubrirás que ellos estarán más dispuestos a escuchar tus consejos.
Comprender profundamente la singularidad de los niños.
Cada niño tiene su propia personalidad, intereses y características. Tómese el tiempo para conocerlos y poder adaptar la educación que mejor se adapte a sus necesidades.
Ambos alientan y critican.
Cuando a tus hijos les vaya bien, no seas tacaño con tus elogios; cuando cometan errores, hazles críticas constructivas y ayúdalos a aprender de ello.
Anima a los niños a explorar con valentía.
La curiosidad es el activo más valioso de un niño. Anímelos a buscar con valentía nuevos conocimientos y satisfacer su curiosidad.
Reglas y límites claros
Establece reglas claras para que los niños comprendan las consecuencias de sus acciones. De esta manera, pueden aprender a controlarse y desarrollar un sentido de responsabilidad.
Establezca expectativas razonables
Espere que los niños establezcan metas y trabajen duro para lograrlas. Al mismo tiempo, que comprendan que cada esfuerzo y progreso es digno de ser visto y elogiado.
Escucha tu voz
Respeta las voces y los sentimientos de tus hijos y proporciónales un entorno donde puedan hablar libremente. De esta forma, la comunicación entre vosotros será más fluida y la relación más estrecha.