Hay dos destinos para el alma de una persona después de la muerte:
1. Los que creen en Jesús irán al cielo después de la muerte. Disfruta de la bienaventuranza eterna.
2. Aquellos que no creen en Jesús, después de la muerte, sus almas irán al infierno, donde serán quemados por el fuego, picados por insectos y sufrirán dolores eternos.
Los fantasmas o cosas extrañas que se ven en el campo no son la aparición del alma de una persona en el mundo, sino las acciones de los ángeles caídos (también llamados demonios o Satanás) en el mundo.