1. La implantación de una gestión totalmente cerrada favorece el cultivo de la autonomía y la independencia de los estudiantes.
2. Una gestión escolar estricta puede garantizar la seguridad del aprendizaje y la vida de los estudiantes.
3. El tamaño de las clases es relativamente pequeño, lo que favorece la mejora de la calidad de la enseñanza y la atención de los profesores.