Entre varios deportes, el ejercicio de resistencia tiene el impacto más obvio en el metabolismo de las grasas del cuerpo humano. Puede afectar directamente el volumen y las características metabólicas de los adipocitos en el tejido adiposo, reducir la concentración de glicéridos en plasma y afectar la oxidación y utilización de ácidos grasos por el músculo esquelético. El entrenamiento de resistencia puede aumentar la actividad de los ácidos grasos, promover la hidrólisis de las grasas, inhibir la síntesis de ácidos grasos, acelerar la oxidación del glicerol fosfato y dificultar la síntesis de triglicéridos, logrando así el propósito de reducir la grasa corporal y controlar la obesidad. Por lo tanto, el control de la grasa corporal se puede lograr regulando el metabolismo de las grasas mediante el ejercicio.
Teóricamente, el ejercicio puede afectar el metabolismo de las grasas y controlar la grasa corporal. Sin embargo, dado que la obesidad es un síndrome afectado por múltiples factores, algunas personas obesas causadas por factores genéticos o trastornos endocrinos pueden tener poco impacto. No importa cuál sea la situación, debemos establecer el concepto científico de controlar la grasa corporal y mejorar el nivel funcional del cuerpo mediante el ejercicio. El propósito es promover la salud física, en lugar de hacer ejercicio simplemente para perder peso.
Métodos de implementación específicos:
(1) Elija el ejercicio adecuado. Debido a que la oxidación de grasas es un método típico de suministro de energía para el ejercicio de resistencia aeróbica, el ejercicio de resistencia aeróbica debe usarse para controlar la grasa corporal durante el ejercicio para lograr el propósito de controlar la grasa corporal. Se recomienda elegir el ejercicio metabólico aeróbico adecuado según las preferencias personales. A este tipo de ejercicio pertenecen el jogging y la caminata rápida, que la gente suele realizar.
(2) Intensidad, tiempo y densidad de ejercicio razonables. Cuando la intensidad del ejercicio está por debajo del 50 al 60% del nivel máximo de consumo de oxígeno, los ácidos grasos libres plasmáticos son una fuente importante de energía química. En términos generales, cuanto menor sea la intensidad y mayor la duración del ejercicio, mayor será el porcentaje del metabolismo energético total del cuerpo que depende de la oxidación de grasas. Después de unos minutos de ejercicio, el suministro de energía procedente de la oxidación de grasas aumenta gradualmente. En los deportes de competición, el aporte energético de las grasas sólo es importante si dura más de 1 hora. Según el análisis anterior, se recomienda que la intensidad del ejercicio no exceda del 70% al 80% de la frecuencia cardíaca máxima inmediatamente después del ejercicio y debe durar más de 20 minutos, preferiblemente más de 1 hora;