Un joven con el pelo rapado miraba el libro con ojos brillantes. No importa qué sonidos vinieran del costado, él hacía la vista gorda y parecía no escucharlos. Una chica que llevaba gafas blancas sin montura estaba leyendo un libro y sosteniendo un cuaderno. Estaba anotando algo rápidamente con las manos, como si extrajera buenas palabras y párrafos. O se detenía y fruncía el ceño de vez en cuando, como si estuviera pensando en algo; varios ancianos de pelo gris estaban sentados alrededor de una larga mesa cuadrada, con gafas para leer en la nariz. Algunos entrecerraron los ojos, otros miraron la mesa con dificultad y otros asintieron mientras leían, como si estuvieran leyendo el mismo periódico. Una estudiante con el pelo largo como un chal y un pañuelo rojo miraba fijamente el libro, sus dos grandes ojos escaneaban el libro con avidez. Después de un rato, terminó de leer la página y parecía poder leer diez líneas de un vistazo.
Sólo me quedan dos personas, y hay que entregarlas mañana...