escondido en el vasto desierto, reflejando secretamente el cielo sobre ti,
también exudaría una dulce fragancia, tentando a los viajeros. Mamá, ¿me conocerás?
Si gritas: "¿Dónde estás, niño?", ahí me quedo riendo, pero sin decir una palabra.
En silencio abriré mis brazos y alimentaré a tus camellos.
Cuando tienes sed y el sol te hace sudar, caminas por el bosque del oasis.
Acércate a la tranquila piscina y olerás el dulzor del vapor de agua.