El día más importante en la memoria de Helen Keller

Helen Keller recordó el día más importante de su vida, el día en que Anne Sullivan acudió a ella. Cumplirá siete años en tres meses.

Ese día al mediodía, Helen supo que algo iba a pasar. Salió y esperó junto a la puerta. Podía sentir el sol en su rostro y podía tocar las hojas de las plantas. Sintió que alguien venía hacia ella. Pensando que era su madre, se acercó y la abrazó. Esta maestra le enseñó todo a Helen, pero lo más importante es que le dio amor a Helen.

Al día siguiente, la maestra la llevó al salón y le regaló una muñeca. Mientras Helen jugaba, la señorita Sullivan deletreaba lentamente la palabra "muñeca" en sus manos. Helen aprendió muchas palabras de esta manera. Después de que la maestra pasó varias semanas con ella, Helen descubrió que todo tenía un nombre.

Un día, Helen no sabía la diferencia entre "taza" y "agua". Ella se enojó y tiró la muñeca al suelo. En su mundo tranquilo y oscuro, no se sentía mal por ello. Más tarde, la maestra la llevó a tomar el sol y fueron a un pozo donde alguien estaba sacando agua. Su maestra puso su mano en el agua y deletreó "a-gua" en la otra mano. De repente, Helen comprendió. Sabía que había algo fresco y maravilloso en el agua que fluía entre sus manos. Esta vívida palabra despertó su alma, le dio luz, esperanza y alegría, y la liberó.