Presta atención a los resfriados gastrointestinales en tu dieta

Las causas de los resfriados gastrointestinales provienen principalmente de estímulos externos y otros factores, y a menudo se produce la alternancia de clima cálido y frío. Esto se debe a la estimulación del estómago por el aire frío, sumado a hábitos de vida anormales y una mala alimentación. Actualmente, el clima es frío y a muchas personas les gusta beber bebidas frías mientras comen estofado. Estos alimentos grasosos, picantes, fríos y calientes pueden irritar la mucosa intestinal y provocar calambres gastrointestinales. Sin embargo, los médicos señalan que una gripe estomacal es diferente a una gastroenteritis. La principal diferencia es que los pacientes con gastroenteritis aguda a menudo tienen antecedentes de alimentación insalubre, náuseas y vómitos intensos, y el vómito a menudo tiene un olor acre, pero generalmente no tienen fiebre. Sin embargo, muchas personas suelen tratar los resfriados gastrointestinales como gastroenteritis aguda en las primeras etapas de la enfermedad.

Según los expertos, el principal tratamiento para el resfriado gastrointestinal es el reposo. Por un lado, los pacientes deben descansar más, reducir el esfuerzo físico y mejorar la capacidad del cuerpo para combatir la enfermedad. Por otro lado, el tracto gastrointestinal necesita estar en completo reposo. El objetivo de reducir la carga sobre el tracto gastrointestinal es restaurar la función digestiva lo antes posible y luego aumentar la ingesta de alimentos. Por el contrario, sólo aumentará la carga sobre el tracto gastrointestinal y con el tiempo se convertirá en gastroenteritis crónica. Los médicos creen que, en circunstancias normales, si se sigue una dieta durante aproximadamente una semana, no habrá preocupaciones sobre deficiencias nutricionales. Cuando el vómito es evidente en la etapa inicial, se puede administrar una rehidratación adecuada de líquidos por vía intravenosa y el resto se puede tratar como un resfriado. También podemos aprender de la experiencia de algunos pacientes: utilizar la terapia del hambre de forma adecuada, pero beber más agua. Lo mejor es darle al paciente más agua salada y azucarada, al menos 500 ml al día.

Prevenir los resfriados gastrointestinales es en realidad muy sencillo: beber más agua, preferiblemente bebidas no congeladas; comer más frutas y verduras frescas; comer alimentos de más fácil digestión; a lugares públicos concurridos.