Luego, para deleite de la niña, el niño y su papá se alinearon detrás de mí y de la niña. Después de pagar el disco del juego y guardarlo en la bolsa, la niña se lo devolvió al cajero y le susurró algo. El cajero sonrió y colocó la bolsa debajo del mostrador. Estaba poniendo cosas en mi bolso cuando el niño se acercó al cajero. El cajero dijo, felicidades por ser nuestro cliente número 100 hoy. Ganaste el premio. Luego le entregó el disco del juego Pokémon al pequeño. El niño se quedó incrédulo. Ese es el CD, dijo, ¡eso es lo que quiere! La niña y su padre estaban parados frente a la tienda. Vi la sonrisa más hermosa que había visto en mi vida colgando en el rostro de la niña.