Primero, debes aceptar el fracaso.
Esto significa enfrentar la realidad, admitir que no pasaste el examen y darte cuenta de que esto es sólo un breve revés en tu carrera académica. Aunque el fracaso es doloroso, no representa su valor ni su potencial. Recuerde, el fracaso es el único camino al éxito.
En segundo lugar, es necesario tomarse un tiempo para la autorreflexión.
Reflexiona sobre tu proceso de preparación y piensa en lo que hiciste bien, en qué puedes mejorar, si te faltó la preparación necesaria en algunos aspectos y si hay otras opciones que puedas considerar. A través de este tipo de autorreflexión, podrá comprenderse mejor a sí mismo y aprender de ello para obtener mejores resultados en el próximo examen.
En tercer lugar, debes darte algo de tiempo para recuperarte y descansar.
La decepción y la frustración pueden provocarte estrés y emociones negativas, afectando a tu salud y felicidad. En este momento, es posible que desees charlar con familiares y amigos, ver películas, hacer deportes y otras actividades para relajarte.
En cuarto lugar, debes elaborar un nuevo plan para seguir persiguiendo tus objetivos.
Ya sea que continúe preparándose para el examen o cambie de dirección y encuentre otras salidas, debe fijarse una nueva meta y un nuevo plan. Haga un plan viable y sígalo lo mejor que pueda. Si no puedes resolver el problema, puedes buscar ayuda profesional, como un entrenador o un mentor.
A la hora de superar la sombra del fracaso, recuerda siempre mantener una actitud positiva y buena fe. Sólo creyendo en tu propio potencial y afrontando los desafíos con valentía podrás finalmente alcanzar tus objetivos.