Cinco personas se ahogaron en Xiapu, Fujian. ¿Vale la pena salvar tantas vidas para salvar a una persona que no tiene ganas de vivir?

Una persona que no tiene ganas de vivir y quita la vida a cinco personas es completamente indigna de simpatía. Al contrario, creo que es una verdadera lástima que los rescatistas hayan perdido cinco vidas. De este incidente se puede ver que no hay necesidad de salvar a personas que no tienen deseos de vivir.

En la vida, a menudo vemos personas que no tienen ningún deseo de sobrevivir saltando desde edificios o ríos, y muchas personas les prestan atención y las rescatan. ¿Pero quién ha pensado alguna vez en lo que harían estos rescatistas si algo sucediera?

En primer lugar, no vale la pena salvar a las personas que no tienen deseos de vivir.

Una persona que no tiene ningún deseo de sobrevivir ni una actitud optimista y positiva ante la vida es completamente indigna de simpatía. Nadie renunciará a su vida por la vergüenza de la vida, pero lo que realmente renuncia sólo puede demostrar que no tiene el coraje para enfrentar el mundo. Estas personas no merecen la compasión de nadie. Si quiere mejorar su vida, debe resolver él mismo los problemas que encuentre en la vida. No había necesidad de renunciar a su vida de esta manera. Tienes que saber que la vida debe ser apreciada durante toda tu vida.

En segundo lugar, no vale la pena salvar a las personas que revelan sus nombres.

Estos socorristas sienten mucha pena por nosotros. Es realmente una lástima arriesgar la vida de cinco personas para salvar a una persona que no tiene ganas de vivir. ¿Alguien ha pensado alguna vez en las familias, las vidas y el trabajo detrás de estas cinco personas? En tales circunstancias, salvar a una persona que no tiene deseos de vivir puede reflejar la bondad y simpatía de estas cinco personas, pero es más una lástima para estas cinco personas. El editor piensa que preferiría no tener ganas de vivir.

En tercer lugar, es una lástima salvar personas y salvar a personas que no vale la pena salvar.

Los rescatistas son amables y valientes de corazón, pero frente a una persona que no tiene ganas de vivir, deben protegerse. No pueden salvar a una persona que ha perdido la fe en la vida y en el futuro sin ninguna protección. Una persona así no merece simpatía y no hay necesidad de arriesgar su propia vida y su futuro para salvarla. Aunque esto sucedió, es más para decirnos que cuando esto suceda, lo mejor es recordar que lo mejor es rescatar teniendo en cuenta la seguridad.