Las sandías crecen en el suelo y hay enredaderas por todas partes. La sandía es pequeña y redonda, permanece un rato en el suelo como una pelota y puedes mirarla un rato. Engordan. Llevarse uno a casa y contemplar su aspecto verde hace que la gente se sienta genial. Corta la sandía y la pulpa roja estará tachonada con una capa de semillas negras. Coge un trozo y dale un gran mordisco. Tan dulce y que calma la sed.
Recuerdo una vez, porque teníamos tantas ganas de comer sandía que incluso comimos semillas de melón juntas. Más tarde, después de comer, le pregunté a mi papá: "¿Qué tal si comes semillas de sandía?" "¡Las sandías deberían crecer en tu cabeza!", Dijo papá. Dije: "Sí, puedo comer sandía todos los años sin dinero".
Cuando crecí, supe que, pasara lo que pasara, era imposible cultivar sandía en mi cabeza. Me río cada vez que pienso en ello. Pero si quieres comer sandía, ven a Lugu a comer sandía. ¡La sandía es mi favorita!