Si volvemos nuestra perspectiva a China, este hábito puede ser aún peor. Tomando a Beijing como ejemplo, Wang Zengqi retrató vívidamente a los pekineses "pobres pero tolerantes". Los habitantes de Beijing, e incluso los chinos, tienen ese tipo de "tolerancia", que se llama "no estar enojado sino ser poderoso". Profundizando un poco más, conectamos más de dos mil años de historia feudal. A lo largo de dos mil años, los hábitos acumulados por la gente están profundamente arraigados. La gente se ha acostumbrado a "barrer la nieve frente a sus propias casas" y "no tener asuntos propios". Incluso si sus propios intereses están en juego, prefieren "enterrar el hacha". Libros de la China moderna. La conclusión a la que se llegó es bastante impactante: ¡el hábito de más de dos mil años es en realidad una especie de indiferencia y egoísmo! Cálmate y comprobarás que este hábito no está muy lejos de nosotros.
En los últimos años, hemos visto cuántas innovaciones tecnológicas se han dejado de lado, cuántas empresas que han estado perdiendo dinero durante años han sobrevivido y cuántas personas han visto un mundo que indica decadencia moral. Todo esto es causado por los hábitos. Estamos acostumbrados a ser retrógrados y conservadores, estamos acostumbrados a comer egoístamente la comida del país, estamos acostumbrados a ser fríos e indiferentes, estamos acostumbrados, estamos acostumbrados y y. Estamos acostumbrados, ¡cuánto daño ha causado a las personas y a la sociedad!
Las personas pueden tener hábitos, pero no deben estar dispuestas a acostumbrarse a ellos. Estar dispuesto a dejarse controlar por los hábitos significa rechazar todas las nuevas formas, contentarse con el status quo y crecer en el amor con el tiempo. Sólo deshaciéndonos de los hábitos que constriñen el corazón de las personas y manteniendo siempre un corazón fresco y elevado podremos cuidar de nosotros mismos y de la sociedad.