Los arqueólogos descubrieron en la ciudad de Palo, Arizona, EE. UU., que en el año 650 d.C., había grandes trozos de hojas de tabaco, pipas una al lado de la otra y cenizas residuales en las cuevas donde vivían los indios. Después de un análisis instrumental, estas reliquias contenían nicotina y se dedujo que eran hojas de tabaco.
Los arqueólogos descubrieron una vez una pajita hueca rellena con un tubo en una cueva a una altitud de 4.000 pies en las montañas de la Sierra Madre de México. Las mediciones radiactivas demostraron que era un producto de hace 700 años. De ser así, no sólo sería más de 200 años anterior al descubrimiento de Colón, sino también al creador de los cigarrillos modernos. Sin embargo, este milagro histórico aún no ha sido verificado por los arqueólogos.