Ser golpeado no es educación.
Los padres, golpear y regañar a los niños no solucionarán el problema. Al contrario, dañarán la autoestima del niño y harán que el niño se vuelva más rebelde y cansado de aprender. Debemos brindarles comprensión y apoyo a nuestros hijos y dejarles sentir nuestro cuidado.
Respeto por los niños
La brecha entre padres e hijos a menudo surge de una falta de respeto. Realmente debemos ser buenos con nuestros hijos, llegar a sus corazones, encontrar la raíz del problema y resolverlo juntos. Rompe la brecha generacional y haz de la familia un verdadero refugio.
Establecer una relación armoniosa
La honestidad es la clave para establecer una relación armoniosa, amigable e íntima con tus hijos. Cumple tus promesas y hazles saber a tus hijos que sus padres son su mayor apoyo. Apóyalos, acompáñalos y crezcamos juntos.
Sé un modelo a seguir para tus hijos.
Los padres son los primeros maestros de sus hijos. Debemos predicar con el ejemplo y crear un ambiente familiar cálido para que los niños puedan crecer en el amor. No obligues a tus hijos a hacer cosas que no les gustan, respeta sus elecciones y acércate a ellos.