Los orígenes históricos de los gases de efecto invernadero

Antes de 1820, nadie preguntaba cómo obtenía la Tierra su calor. Fue ese año cuando Jean-Baptist-Joseph Fourier (1768-1830, matemático francés y científico egipcio) regresó a Francia. Llevaba abrigo todo el año y pasaba gran parte de su tiempo estudiando la transferencia de calor. Concluyó que, si bien la Tierra refleja una gran cantidad de calor hacia el espacio, la atmósfera bloquea parte de ese calor y lo refleja hacia la superficie de la Tierra. Lo compara con una nave gigante en forma de campana con una parte superior hecha de nubes y gases que retiene suficiente calor para hacer posible la vida. Su artículo "Una visión general de la temperatura espacial de la Tierra y su superficie" se publicó en 1824. En aquel momento este artículo no fue considerado su mejor obra, y no fue recordado hasta finales del siglo XIX.

De hecho, la temperatura global generalmente aumenta sólo porque los rayos infrarrojos de la Tierra son absorbidos por algunos gases o compuestos en la atmósfera alrededor de la Tierra. Por lo tanto, estos gases funcionan como vidrio de invernadero, dejando entrar únicamente la luz solar e impidiendo su reflejo, logrando así efectos de aislamiento y calentamiento, por eso se les llama gases de efecto invernadero. Incluyendo diversos óxidos de vapor de agua, dióxido de carbono y nitrógeno en la atmósfera, así como hidrofluorocarbonos (HFC), hidrofluoruros, perfluorocarbonos (PFC) y fluoruro de azufre (SF6) emitidos por las actividades humanas en las últimas décadas, clorofluoruros (CFC). . Diferentes especies tienen diferentes capacidades para absorber calor. La capacidad de absorción de calor del metano por molécula es 21 veces mayor que la del dióxido de carbono, y los óxidos de nitrógeno son aún mayores, 270 veces mayor que la del dióxido de carbono. Sin embargo, los hidrofluorocarbonos (HFC) y los perfluorocarbonos (PFC) tienen, con diferencia, la mayor capacidad de atrapar calor en comparación con algunos gases de efecto invernadero producidos por el hombre.