Debemos hacer todo lo posible para dar a los estudiantes confianza en su miedo y hostilidad, perdonar sus errores, confiar en que los corregirán y cambiar fundamentalmente su relación profesor-alumno. Si la relación entre profesores y estudiantes no es armoniosa y los estudiantes no confían en los profesores, será difícil lograr los resultados esperados.
Cuando los profesores educan a sus alumnos, deben hacerles sentir que el profesor les comprende y comparte sus sentimientos.
Descubra los intereses de los estudiantes y déjelos actuar de acuerdo con sus habilidades; descubra las fortalezas de los estudiantes y afírmelos y anímelos frente a todos.
Lea más sobre sus ventajas y menos sobre sus defectos; hable más sobre su ternura y piense menos en sus defectos, los estudiantes se volverán cada vez más obedientes.
Corregir un comportamiento incorrecto no puede resolver el problema una o dos veces. Si los profesores se dan cuenta de esto, podrán relajarse y cultivar, estabilizar y fortalecer con entusiasmo los buenos hábitos de conducta de los estudiantes de primaria.