Los ejemplos hablan más que las palabras.
La educación no se trata sólo de enseñar con palabras y hechos, sino también de predicar con el ejemplo. Debemos predicar con el ejemplo y dejar que nuestros hijos vean lo que es realmente bueno a través de nuestras manifestaciones.
Educación abierta
La buena educación debe ser abierta, animando a los niños a pensar de forma innovadora y a utilizar su imaginación y creatividad. Dígales que no existen absolutos en el mundo e inspírelos a resolver problemas a su manera y explorar lo desconocido.
La tolerancia es una virtud.
Una buena educación también debe enseñar a los niños tolerancia. No sólo debemos aprender a tolerar a los demás, sino también aprender a tolerarnos a nosotros mismos. Anímelos a encontrarse a sí mismos y a no seguir ciegamente a los demás. Ante las dificultades, se debe enseñar a los niños a aceptarlas y afrontarlas con una actitud optimista.