Al otro lado del lago, varias garzas madrugadoras danzaban graciosamente, con sus alegres pasos llenos de energía, rompiendo el silencio del lago. En el lago, las flores de loto no estaban en plena floración, solo las hojas puntiagudas de loto estaban densamente cubiertas en la superficie del lago. Son como dedos verdes, que señalan en silencio las profundidades del lago, como si le dijeran a la gente que es su paraíso secreto.
No muy lejos, hileras de sauces centenarios se extienden a lo largo de la orilla del lago. Son como una barrera verde que protege este tranquilo lago. Las sombras danzantes de los árboles complementan el agua del lago, formando una hermosa imagen. La gente parece estar en un cuadro y olvidarse del ajetreo y el bullicio del mundo.
Al final del lago, un pequeño puente lo salva, sencillo y elegante. Hay un flujo interminable de personas en el puente. Paseaban tranquilamente, se detenían a contemplar el paisaje o charlaban y reían. Sus risas y risas flotaban en el lago con la brisa, añadiendo un poco de vivacidad y vitalidad al tranquilo lago.
Este es un cuadro de un lago por la mañana, un poema con la tranquilidad como tema y una historia con la naturaleza como fondo. Aquí el viento es el protagonista, el lago el papel secundario y la gente el paisaje. Aquí la gente y la naturaleza conviven en armonía y la vida se mezcla con la poesía.