¡Ah! ¡fútbol americano! Eres hermoso. El cuerpo que forjas se vuelve más fuerte o más débil, dependiendo de si una mentalidad infantil te lleva a la soledad o si eres pacientemente cultivado por la creencia de la victoria. Sin materia consciente, no hay agudeza; su efecto es incomparable, puedes unificar los dos lo más posible, dar ritmo a los movimientos técnicos, hacer las posturas más gráciles y contener el ocultamiento en la lentitud.
¡Ah! ¡fútbol americano! Eres justicia. Encarnas la justicia y la razón que son inalcanzables en la vida cotidiana. Nadie puede alcanzar al enemigo una y otra vez, y la ley de escape volverá una y otra vez. La clave de la victoria sólo puede ser la fusión de la conciencia y la materia.
¡Ah! ¡fútbol americano! Eres coraje. El verdadero propósito de entrenar duro es competir con valentía. Si no, ¿de qué sirven los espectadores y oponentes, y cuál es el punto de entrenar duro? Lo que llamamos coraje no es la fiebre del cerebro, ni la imprudencia de acciones imprudentes, sino el filtrado cuidadoso del cerebro.
¡Ah! ¡fútbol americano! Eres mi placer. Los honores deben ganarse de manera imparcial; de lo contrario, no tienen sentido. Se supone que los equipos deben hacer trucos de magia turbios para engañar a los fanáticos. Sin embargo, la alta dirección del equipo fue reprimida por la Asociación de Fútbol y será severamente castigada si algún día queda expuesta.
¡Ah! ¡fútbol americano! Eres interesante. Verte despertó olas en mi corazón e hizo que mis pies tuvieran mucha energía. Lo que se enfrenta no es sólo la fuerza, sino también el pensamiento claro. Puedes volver toscos y delgados a las personas impacientes, puedes volver locos a los introvertidos.
¡Ah! ¡fútbol americano! Eres el jefe de la felicidad humana. A través del concurso más simple, puedes mejorar tu sentido de patriotismo, despertar la participación pública y transmitirlo al futuro. Enorgullecer a los jugadores y esperar que las generaciones futuras continúen así. Aprovecha el pasado y gana la carrera.