En primer lugar, Estados Unidos ya no se esconde y China no necesita esconderse.
El miedo al declive estadounidense y el disgusto por el ascenso de China ya no están ocultos. Obviamente, Estados Unidos lleva mucho tiempo preparado para contener e imponer sanciones a China. Anteriormente, Biden declaró que no levantaría las sanciones arancelarias de Estados Unidos a China después de asumir el cargo. Obviamente, Biden todavía espera permitir que Estados Unidos tome la iniciativa mediante sanciones, pero China es un país soberano y Estados Unidos debe dejar esto claro primero.
Después del despegue económico de Japón, su propio desarrollo económico y tecnológico también asustó a Estados Unidos, y luego Estados Unidos casi a regañadientes permitió que Japón firmara el Acuerdo Plaza. Como resultado, la economía japonesa finalmente se estancó bajo la erosión de la burbuja financiera. Por supuesto, China no aceptará ninguna condición de Estados Unidos, porque China nunca ha sido un "juguete" en manos de Estados Unidos.
En segundo lugar, el impacto de las elecciones en el mercado de valores
Desde la perspectiva de la historia estadounidense, el desempeño del mercado de valores en los años electorales es diferente al de los años normales. Los analistas del Bank of America estudiaron datos de mercado durante los últimos 90 años, remontándose a 1930. Los pacientes descubrieron que los cambios en los mercados de acciones y bonos eran predecibles, y ambos se desaceleraron y mostraron debilidad durante el año electoral. El mercado de valores sube una media del 8,5% en un año normal, lo que significa que genera el 8,5% de los ingresos. En un año electoral, los ingresos son inferiores a 6. Se puede observar que, aunque el mercado de valores tuvo un desempeño modesto en el año electoral, todavía mostró retornos positivos, como lo ha hecho en los últimos siete años electorales. Los rendimientos más altos se produjeron antes de las elecciones de 1996, cuando el S&P 500 y el Dow Jones subieron 10,76 y 11,09, respectivamente.
En términos generales, tras asumir el cargo, Biden ha reparado el daño causado a los aliados por su predecesor debido al impacto de la nueva epidemia de neumonía de la corona. En los primeros días del mandato de Biden, la cuestión de China puede tener una prioridad relativamente baja. Se espera que las relaciones con Estados Unidos se relajen gradualmente y que disminuya la probabilidad de riesgos extremos.