Después de que la lluvia amainó, Huangdi llevó personalmente a sus ministros a la montaña para comprobarlo y descubrió que todas las estribaciones deforestadas no podían bloquear el agua, e incluso la hierba del suelo había sido arrastrada. Cuando Huangdi vio que todas las montañas y llanuras estaban cubiertas de barrancos y depresiones dejadas por las inundaciones, se sintió muy pesado. Le dijo a la multitud: "No se pueden talar árboles indiscriminadamente en el futuro. Si los talan de nuevo, Qiao no tendrá bosques y los animales salvajes no tendrán dónde esconderse. Entonces, ¿qué comeremos? ¿Qué vestiremos? ?" En ese momento, un ministro sugirió mudarse a otro lugar. Huangdi dijo: "¡No! Si nos dicen que talemos todos los árboles allí, ¿a dónde podemos movernos? Si nos inundamos nuevamente, ¿adónde podemos correr?". Todos los ministros pensaron que Huangdi tenía razón y preguntaron qué debería hacer.
Huang Di dijo: "Estoy dispuesto a trabajar con todos para plantar árboles y pasto en la montaña. En unos años, la montaña estará cubierta de bosques y pasto. No temerá las inundaciones. y atraerá animales salvajes. Para entonces, la gente del país de Qiao tendrá comida para comer y ropa para vestir". Después de eso, Huang Di tomó la iniciativa de plantar un pequeño ciprés. Los súbditos imitaron al Emperador Amarillo y plantaron árboles y pasto uno tras otro.
En unos años, las montañas y los ríos del país de Qiao serán exuberantes y verdes. La gente estaba muy agradecida a Huangdi. Desde entonces, la forestación se ha convertido en una excelente tradición de la nación china, transmitida de generación en generación.
Se dice que cuando el Emperador Amarillo ascendió al cielo montado en un dragón y voló sobre el territorio del puente, deliberadamente hizo que el dragón se detuviera para echar otro vistazo al ciprés que plantó. Antes de irse, arrojó las rebanadas de carne seca que le dio la multitud y aterrizó en el ciprés que plantó. Cuenta la leyenda que en el tronco del ciprés plantado por el Emperador Amarillo crecieron 24 nudos. Fue en este momento que los trozos de carne que dejó caer el Emperador Amarillo quedaron mutilados.