Cuando aparece el maestro, la danza Zen que bailas es la verdadera danza Zen. Es una danza Zen, una danza del alma, una danza de la vida, una danza Zen única que verdaderamente te pertenece. Al mismo tiempo llevando amor y alimento a todos los seres vivos. Pero la mayoría de la gente está "bailando Zen", saltando con su cerebro y su ego, con extremidades rígidas, movimientos bruscos, expresiones serias y ojos apagados. Este tipo de "baile zen" no es muy útil para la salud física y mental.
Así que todo el mundo está aprendiendo a bailar la danza Zen, pero si no la aprendes en orden y no dominas el método mental, el efecto de la danza Zen estará lejos de ser perfecto.
Xia Jie tiene mucha suerte. Cuando me relajo por completo y escucho música y bailo según mi corazón, el baile es tan fluido, con fuerza y suavidad al mismo tiempo, puedo mantener mi conciencia en todo momento, mostrando naturalmente un estado de tranquilidad y tranquilidad. . Saltando y saltando, parecía como si hubiera una corriente de aire atravesando todo el cuerpo. Cada célula está llena de vitalidad, es tan vivaz y al mismo tiempo tan ordenada, suave y clara. Toda la persona parecía estar invadida por algún tipo de energía, vacía, pero extremadamente sobria.
Después de un baile, me sentí renovada y genial. Finalmente entendí por qué una compañera practicante dijo que cuando cruzaba el valle, usó danza Zen en lugar de otras técnicas que había hecho, y logró el mismo efecto de fortalecer el cuerpo.
Esta llamada energía en realidad viene dada por nuestra tranquilidad interior. La razón por la cual la danza Zhongdao Zen no requiere ninguna base es que puede ser aprendida por maestros y maestras, porque su esencia no es la danza, sino el cultivo de la mente Zen. Cultivamos la verdad a través de la falsedad, a través del portador del cuerpo y a través del método de la danza Zen del Camino Medio. Siempre somos conscientes de los cinco elementos del cuerpo, el pensamiento, la emoción y la felicidad física y mental. No importa qué cambios ocurran externamente, siempre permanecemos sin cambios y, en última instancia, aplicamos la conciencia que hemos experimentado en nuestras prácticas de vida para mejorar nuestras vidas.
Porque la mayoría de obstáculos no son los problemas, sino nuestra forma de pensar y la forma en que afrontamos nuestras emociones.
Por ejemplo, dos familias tienen una deuda de 5 millones al mismo tiempo. Una de ellas siente que se acerca el fin del mundo y preferiría morir antes que verse acorralada. Todos los días estaba envuelto en un gran miedo. El otro, tras un breve ajuste, cree firmemente que todo es para mejor. Él cree que la deuda es solo una expansión de la riqueza y se resolverá pronto, por lo que definitivamente se entregará pronto.
Sin embargo, una misma situación son dos estados de existencia diferentes. La diferencia radica en si podemos ser conscientes del momento presente, saltar de la jaula del miedo, observarlo con el corazón inmóvil y afrontarlo con una actitud positiva y optimista. Esto es lo que llamamos cultivar la mente, cultivar un corazón de entrega, un corazón de vajra, un corazón de iluminación, un corazón de tranquilidad, una mente zen que no se distraiga con el mundo exterior.
Sí, el Zen necesita ser practicado. Hay métodos y técnicas. Requiere práctica y mejora continua en la práctica.