Cada día trae no una larga noche, sino un amanecer.
Cuando la oportunidad toque a tu puerta, debes recordar que el Señor vendrá a la una para invitarlo a pasar.
No siempre que vuelvas a la capital habrá alguien esperándote, ni cada vez que te acerques a ella alguien te ayudará.
Cuando el agua esté llena, se desbordará; cuando esté llena la luna, sufrirá pérdidas; cuando seas complaciente, serás derrotado; cuando seas engreído, serás necio;
Al encontrarte con cosas pequeñas, puedes contar con los demás; al encontrarte con cosas grandes, no debes atar tu propio destino al de los demás.
Lo más valiente que se me ocurre es escucharte contar tu historia.
No hay medida para evitar hablar de gestión, y no hay un plan de cómo trabajar.
Solo con sabiduría podremos distinguir entre el bien y el mal; solo con humildad podremos construir una vida feliz.
Tener éxito en el Gran Cambio y lograr más de lo esperado será una alegría para aquellos que son ignorantes, pero sólo aquellos que saben profundamente se sentirán decepcionados.
Cámbiate no para complacer a los demás, sino para ti mismo.
No hay necesidad de recordar el ayer, no hay necesidad de esperar el mañana, simplemente vive cada día en serio.