En un abrir y cerrar de ojos, tres años de vida en el instituto se han convertido en cosa del pasado. Mirando retrospectivamente mis tres años como maestra de clase, he tenido dificultades, dolores, fracasos e incluso pensamientos de rendirme, pero aun así lo superé paso a paso. Cuando pienso en mis estudiantes que hoy están a punto de ingresar al campus universitario, no siento arrepentimiento, esperanza e incluso anhelo por un futuro mejor. Si hago un buen trabajo, es mi responsabilidad; si no hago un buen trabajo, tal vez pueda mejorar. De hecho, para mí, estar distorsionado en el trabajo no es suficiente para tener un impacto positivo en los estudiantes a través de mis propios esfuerzos.
Me siento un poco decepcionado cuando pienso que tal vez no pueda ser profesor de clase en el futuro. En el pasado, levantarme temprano y sentirme abrumado puede ser reemplazado por no tener nada que hacer, no sé si podré adaptarme a ello por un tiempo. Realmente espero poder mantenerme en contacto con estos compañeros regularmente, aunque esto puede ser un lujo.
No importa cuándo y dónde estés, recuerda: no te entierres, desarrolla tu potencial, no te pierdas, capta tu corazón. Es una bendición tener una comprensión clara de la dirección de tu vida.
Deseo que todos los estudiantes de la Clase 12 dentro de tres años tengan éxito en sus estudios, tengan sus propias carreras en el futuro y, lo más importante, tengan sus propias familias felices. Espero con ansias el día en que nuestros profesores y estudiantes se reúnan dentro de unos años. ¿Dónde estaremos entonces? !