Una paloma tenía sed y vio un vaso de agua pintado en un cartel publicitario. No esperaba que fuera solo una foto, así que voló con un silbido y accidentalmente golpeó el cartel, sacudiéndose mucho. Se rompió las alas y cayó al suelo, donde fue atrapada por un transeúnte.
El entusiasmo no debe pesar más que la precaución.
Una paloma tenía mucha sed. Vio una botella de agua pintada en la mesa de dibujo y pensó que era real. Inmediatamente voló, solo para descubrir que golpeó la mesa de dibujo, se rompió las alas y cayó al suelo, donde podría ser atrapado fácilmente.
En otras palabras, algunas personas quieren conseguir lo que necesitan rápidamente, y si actúan precipitadamente por impulso, se encontrarán con la desgracia.
El Cuervo y el Cisne El Cuervo y el Cisne
Un cuervo vio un cisne y quiso conseguir las mismas hermosas plumas para él. Suponiendo que el color blanco brillante del cisne se debía al agua en la que se bañaba, el cuervo abandonó el altar cercano donde se ganaba la vida y se instaló en lagos y estanques. Pero aunque lavaba frecuentemente sus plumas, no podía cambiarles el color y murió por falta de alimento.
Los cambios de hábitos no pueden cambiar la naturaleza.
El cuervo envidiaba las plumas blancas del cisne. Supuso que los cisnes deben bañarse con frecuencia, por eso sus plumas son tan blancas e impecables. Así que abandonó resueltamente el altar donde vivía y vino al mundo. Se lavaba las plumas todos los días, pero no sólo no se pusieron blancas en absoluto, sino que murió de hambre por falta de alimento.
La historia es que la naturaleza humana no cambia a medida que cambia el estilo de vida.