La penicilina fue descubierta por primera vez por Alexander Fleming y mejorada por el patólogo británico Freire y el bioquímico alemán Ernst Boris Chain, y se utilizó con éxito para tratar enfermedades humanas. Tres personas ganaron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina.
El descubrimiento de la penicilina fue un potente fármaco bactericida que puso fin a una era en la que las enfermedades infecciosas eran casi incurables.
Una de las razones por las que la penicilina sigue estando a la vanguardia es que es eficaz contra muchos microorganismos dañinos. El medicamento es eficaz en el tratamiento de la sífilis, la gonorrea, la escarlatina, la difteria y ciertos tipos de artritis, bronquitis, meningitis, envenenamiento de la sangre, infecciones óseas, neumonía, gangrena y muchas otras enfermedades.