La disputa histórica entre Argentina y Brasil

No se caen bien por tres razones. Primero, sus estilos de vida y conceptos son diferentes. El segundo es la brecha psicológica desigual causada por los inconsistentes niveles de desarrollo económico de los dos países. Por último, el fútbol.

En primer lugar, las razas tienen estilos de vida y pensamientos diferentes. En Argentina, la mayoría de la gente es descendiente de inmigrantes europeos, representando más del 97% de la población del país, de los cuales el 50% es de ascendencia italiana, el 30% es de ascendencia española y el 15% son descendientes de inmigrantes de otros países europeos. Aproximadamente el 2% de la población proviene de países vecinos y otras regiones, y también tiene ascendencia europea. En Brasil hay principalmente indios, negros y blancos. Por lo tanto, debido a la confusión racial, Argentina menosprecia a Brasil y Brasil menosprecia a Argentina.

En segundo lugar, los niveles de desarrollo económico de Argentina y Brasil son inconsistentes, lo que resulta en un desequilibrio psicológico en un lado. A principios del siglo XX, Argentina era uno de los siete países más ricos del mundo, con un ingreso per cápita superior al de Francia y Alemania. Era un lugar ideal para los inmigrantes europeos. Comenzó a declinar después de 1930, pero hasta 1962, el PIB per cápita de Argentina todavía era 4,45 veces el de Brasil. El año 2014 casi ha comenzado para Argentina y Brasil. La gradual cercanía económica entre países ha llevado a una psicología extremadamente desequilibrada en Argentina, desde el país rico original del mundo hasta Brasil, puede ponerse al día.

En tercer lugar, la disputa futbolística entre Brasil y Argentina. Con un siglo de antigüedad, la lucha se ha extendido de los tribunales a las calles. Sin mencionar que en el Mundial de Brasil 2014, cuando Brasil fue eliminado por la selección alemana por 7:1, todos los argentinos celebraron con tanta emoción como si hubieran ganado el campeonato. Antes de que Argentina fuera derrotada por Alemania en la final, todos los brasileños dentro y fuera de la cancha apretaron los puños para animar a los alemanes que los habían matado hace unos días.

En resumen, es comprensible que Brasil y Argentina no se gusten. Tienen rencores desde hace mucho tiempo.

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