En el segundo período, la creación de pinturas de "mamíferos artiodáctilos" continuó hasta el 3000 a.C., y su característica artística era ampliar las verdaderas proporciones de los objetos representados. Aun así, el trabajo parece incómodo, como debería ser. Estas obras impresionan no por su belleza sino por la exageración artística de las proporciones. Las pinturas de este período realzaron enormemente la autenticidad y verosimilitud de humanos y animales: cazadores persiguiendo presas en acantilados, pastores jugando y a la deriva en un río.
Las imágenes que representan carruajes reflejan la evolución del desarrollo cultural de los habitantes de la meseta, que es el "período de los caballos". Más tarde, los camellos se convirtieron en animales de tiro comunes, y las pinturas que representaban carruajes tirados por caballos disminuyeron gradualmente y fueron reemplazadas por imágenes que reflejan las actividades de los camellos, lo que se conoce como el "período de los camellos". Las características artísticas de las obras de este período son: la descripción fiel de la naturaleza fue dando paso gradualmente a la reflexión sobre los patrones.