Nadie me acompaña al anochecer, nadie me pregunta si la papilla está caliente.
Nadie apagó las luces conmigo, y nadie me pidió que leyera durante la mitad de mi vida.
Es tarde en la noche y no hay nadie que me acompañe, nadie que comparta el vino conmigo.
Nadie enjuga mis lágrimas de mal de amores, nadie sueña conmigo y mi pasado.
Nadie está conmigo para mirar las estrellas, nadie me despierta y mi té está frío.
Nadie escucha mis sentidas palabras, nadie interpreta los sueños de mi corazón.
Nadie puede evitar que llore, nadie puede preocuparse de que camine solo.
Mirando hacia el lugar desolado, no había nadie esperando en el lugar poco iluminado.