1. Es fácil provocar incendios y accidentes con lesiones. Especialmente en las zonas urbanas, donde los edificios son cada vez más altos y la población es relativamente densa, el lanzamiento de fuegos artificiales a gran altura puede provocar fácilmente incendios, poniendo directamente en peligro la vida y la propiedad de las personas.
2. Contaminar el aire y el medio ambiente urbano. Según los expertos, al encender fuegos artificiales y petardos se producirán una gran cantidad de gases nocivos como dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, dióxido de carbono y monóxido de carbono, así como polvo de diversos óxidos metálicos. Entre ellos, se encuentran el dióxido de azufre y el dióxido de nitrógeno. Óxidos ácidos que son extremadamente irritantes y corrosivos.
Cuando se quema en grandes cantidades, si no hay viento o baja presión de aire, los gases nocivos no pueden dispersarse por un tiempo, lo que estimulará fuertemente el tracto respiratorio humano, hará que la gente tosa y cause enfermedades respiratorias como como bronquitis. Al mismo tiempo, los escombros y residuos después del lanzamiento de los fuegos artificiales afectan la apariencia y el medio ambiente de la ciudad.
3. El ruido molesta a los vecinos. Si una familia lo enciende, los vecinos se sentirán incómodos. El fuerte ruido que se produce al lanzar fuegos artificiales y petardos dificulta que las personas mayores duerman tranquilamente, los pacientes se asustan y los estudiantes no pueden estudiar ni descansar tranquilamente. Muchas veces, los peatones se asustan por el fuerte ruido repentino cuando se ponen en marcha. Para las personas con enfermedades cardíacas, este tipo de susto puede tener consecuencias muy graves.