Las personas que han vivido en un único entorno lingüístico desde pequeños están acostumbradas a un único fonema y no son sensibles a los cambios sonoros, por lo que tienen que escuchar más y practicar más.
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Mi ciudad natal tiene su propio dialecto. Ahora hay tres dialectos: Fujian, Guangdong y Hakka, y en el complejo donde crecí vive gente de más de una docena de provincias. Hablan mandarín y están acostumbrados a muchas pronunciaciones desde pequeños.
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